Madeleine brèsNieta de la famosa doctora del mismo nombre Madeleine Brès, por la que se cambió en su honor el apellido. Su carácter inconformista y rebelde le ha traído más de un problema, sobre todo ante la cadena de mando. Aprecia por encima de todo a las personas independientes, la sinceridad y los actos pasionales; es sin duda toda una romántica idealista. Le encanta ser francesa, los ideales de su país encarnan como ninguna otra nación su forma de ser: libertad, igualdad, fraternidad...
Entre sus defectos se hallan el exceso de individualismo y su incapacidad de comprometerse. Le da pánico exponer sus sentimientos a las demás personas; y a pesar de ello, su peor pesadilla es no encontrar el amor y morir sola. Siempre quiso ser doctora, ya desde muy pequeña. En verano, cuando no había clases, viajaba con su padre, doctor rural, y le ayudaba como improvisada enfermera. Su madre había muerto cuando ella tenía solo cinco años. Este la crío con la ayuda de su hermana, su tía Colette. Estaba muy apegada a su padre y su muerte marcó la adolescencia de la joven Madeleine. Fue y es, sin lugar a dudas, su gran héroe. |
Sueño espacial
El estanque estaba en calma, sus aguas reposaban sobre las orillas de una tierra rica en vegetación. Solo una tenue brisa hacía mover dulcemente las hojas de los árboles cercanos. Madeleine tiró hacia las tranquilas aguas el sedal de la caña y el cebo salió disparado en sentido contrario, hasta caer como un proyectil catapultado sobre su cabeza. La risotada de su padre se dejó oír por todo la idílica estampa veraniega, rompiendo la quietud del lugar y espantando la familia de patos que surcaba en ese momento la balsa de aceite de la laguna.
Medeleine, entre indignada y frustrada, volvió a coger con tozudez otro gusano y lo ensartó con más voluntad que mañana sobre el anzuelo. Esta vez su padre, ahora serio, la ayudó con la mirada durante el trabajoso proceso. La niñita lanzó con cuidado y el sedal voló ligero, preciso, hasta caer en la superficie del estanque. El grito de alegría de Madeleine fue ahora el que resonó entre las rocas y los arbustos más cercanos. Esta giró triunfalmente la cabeza hacia su padre, quien la miraba con una sonrisa orgullosa en la cara. Intentó hablarle pero no encontraba las palabras exactas, sentía que no acababan de llegar a sus labios. Entonces lo supo... |
1. Sinonimia y antonimia
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3. denotación y connotación
cambio semántico
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2. campo semántico
hiperonimia e hiponimia
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4. palabras tabú y eufemismo
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